Se desplomó un edificio en construcción, de cuatro niveles y doce apartamentos. La obra tenía cuatro años de iniciada, pero ha habían suspendido en cuatro ocasiones. Cada vez que la reanudaban, venía un personal nuevo. Una noche, el vecindario escuchó un gran ruido. Era el colapso del edificio. Quedó un montón de escombros y hierros retorcidos. Afortunadamente, no hubo desgracias personales que lamentar.
Cuando las autoridades llegaron a tomar nota del accidente, se dieron cuenta que no se habían obtenido los permisos correspondientes, los cimientos eran muy débiles y se habían utilizado materiales de baja calidad.
Este hecho me hizo recordar la parábola de Jesús en Mateo 7:24-29, que es parte del Sermón del Monte. Esta parábola trata acerca de la fortaleza de los cimientos que usaron dos hombres al construir sus casas, y los diferentes resultados que obtuvieron.
24 Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; 25 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. 26 Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; 27 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.
Los dos hombres empezaron a construir el mismo día sus viviendas, usaron los mismos materiales y tenían los mismos propósitos. Solo hubo una diferencia: el prudente construyó sobre la roca y el insensato sobre la arena. Y “descendió la lluvia, vinieron los ríos, soplaron los vientos y golpearon” ambas casas. La primera quedó firme y la segunda fue destruida. La razón fue que la primera estuvo levantada sobre la roca y la otra sobre la arena.
Jesús interpretó su parábola: la roca es la Palabra de Dios, y quien viva conforme a ella, aunque sufra dificultades en la vida, ella lo mantendrá firme. Mientras que quien la rechaza, grande será su ruina en este mundo y en el venidero.