¿Enojo? ¿Ha visto usted a un líder enojado? Yo lo he visto y es intimidante. Pero ¿Cómo administra un líder su ira?
6 Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. 7 Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, 8 y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
Nehemías 5:6-8
¿Por qué se enojó Nehemías?
El pueblo judío había sufrido ataques despiadados de naciones enemigas; su ciudad estaba en ruinas, y la gente estaba desmoralizada. Entonces Nehemías llegó y emprendió la enorme tarea de levantar los muros y restaurar las puertas. Hay un punto en la narración en que el líder y su equipo han superado muchos desafíos: burlas, descalificaciones, trampas y amenazas de enemigos declarados.
El enojo es un buen síntoma de que un líder no es indiferente ante la inequidad y la injusticia. Pero un líder equilibrado y sabio no actúa dominado por esta intensa emoción.
Pero Nehemías recibiría quejas de problemas internos de relación sumamente graves. Resulta que (por causa de las devastaciones que por tanto tiempo habían sufrido), muchos judíos se habían endeudado y sobre-endeudado hasta más no poder. Sus propiedades, sus recursos e incluso sus hijos ya habían caído en manos de los prestamistas usureros, que eran nada más y nada menos que sus propios conciudadanos.
¿Un enojo justificado?
Nehemías se enojó enormemente con esta información. Le habrá parecido grotesco e inaceptable que los judíos ricos se aprovecharan de la crisis para apropiarse de los bienes de sus prójimos y esclavizar a sus hijos.
A pesar de su indignación, Nehemías mismo nos cuenta que se detuvo a meditar el asunto. Luego de reflexionar, reprendió a los opresores. También realizó una asamblea en la que su liderazgo y buen ejemplo le sirvieron para obtener una respuesta de obediencia y reconciliación entre aquellos hermanos en conflicto.
El enojo es un buen síntoma de que un líder no es indiferente ante la inequidad y la injusticia. Pero un líder equilibrado y sabio no actúa dominado por esta intensa emoción.