“De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en el habitan” Salmos 24:1
Dios es el dueño absoluto de la tierra, salió de sus manos, “porque él dijo y fue hecho el mando y existió”. Cuenta con su continuo cuidado. El es el dueño de sus moradores, sean personas, animales, aves, peces, ríos, mares, bosques, montañas, valles y todo cuanto podamos imaginar. El disfrute de la tierra y sus beneficios es una de las tantas dadivas con las cuales el Todopoderoso nos ha bendecido.
En los años recientes se viene hablando de la Ecología, que no es ciencia nueva, porque existe desde que el mundo es mundo. Esta ciencia trata acerca de la protección que debemos dar al medio ambiente y los recursos naturales. Del cuidado que debemos dar a la Naturaleza, con su flora y su fauna. Protegiéndolos, nos duran más, nos producen más, nos ofrecen mayores y mejores beneficios. La disfrutamos más.
Desde el principio de la existencia, el Creador dio órdenes a su criatura, de que protegiera la tierra, la cuidara y la disfrutara.
A pesar de los grandes esfuerzos que realizan los gobiernos para proteger ese bendito don, que es la tierra y sus aliados. Hay muchos descuidos que la hieren mortalmente: industrias que vierten sus desperdicios en los mares o en cuencas acuíferas; extracción de materiales de construcción del lecho de los ríos; basureros improvisados y totalmente descuidados; desperdicio del agua que necesitamos para la vida; corte indiscriminado de arboles maderables y frutales; arrojo de desperdicios en las calles; caza abusiva de aves y animales. Cuidemos la Madre Tierra. Conservémosla, la necesitamos.