Estuve cerca de una empresa de mi país en la ciudad de Santo Domingo, a mi paso veía camiones que llevaban la materia prima para la elaboración de uno de sus productos: El aceite de maíz.
Me llamaba la atención ver palomas, tórtolas y otras aves que venían a comer de los residuos del maíz dejados por los camiones de transporte en su trayecto. Asocie lo que veía a la palabra de Dios: “no os afanéis por vuestra vida que habéis de comer o beber…” ¡Dios provee para las aves! Por lo tanto se nos invita a no caer en la ansiedad porque Dios sabe de qué tenemos necesidad y nosotros(as) valemos más que las aves.
Hay una frase que escucho decir a una amiga cuando le ha faltado algo para su sustento diario: “que me falte todo, menos el Señor”, transmitiendo así una confianza y seguridad en el Dios que provee.
Si faltare el alimento en tu refrigerador o despensa, o si el cheque que espera aún no ha llegado, o amenazan en tu cielo nubes oscuras de tormentas; la desesperación puede llegar es de humanos, pero Dios ha prometido que será fiel a su palabra.
Pensemos y esperemos, si el Padre cuida y provee alimento para las aves del cielo y vestido a los lirios del campo, ¿Cuánto más a tí y a mí, que somos hechura suya a su imagen y semejanza?
Lo que nos preocupa, ya Dios lo sabe.
Inés R. Batista colaboradora, RTM República Dominicana