“Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas” Isaías 40:31
El deporte es un sano entretenimiento, para aquellas personas que asisten a los complejos deportivos, a presenciar una competencia deportiva entre equipos. El atleta que ejerce el deporte profesionalmente, ha escogido una lucrativa profesión, la cual le deja buenos dividendos, cuando el deportista se ha superado a si mismo, hasta llegar a ocupar lugares de relevancia en el desempeño de su posición.
La República Dominicana cuenta con grandes luminarias que han puesto en alto el nombre del país, con sus hazañas deportivas en la nutrida gama de las áreas del deporte, donde han sobresalido por su esfuerzo, trabajo, dedicación y disciplina.
La vida cristiana se parece a la competencia deportiva, pues el creyente debe ser disciplinado, constante obediente y trabajador.
Cuando dos equipos se enfrentan, ambos con velocidad, destrezas y agilidad, uno de los dos debe ganar y el otro perder. Así es el deporte. Se gana y se pierde. Las competencias deportivas a todos nos emocionan, y mas cuando los triunfadores son equipos de nuestra simpatía.
La vida cristiana se parece a la competencia deportiva, pues el creyente debe ser disciplinado, constante obediente y trabajador. La diferencia está en que no vamos a perder, sino siempre a ganar. Nadie acepta a Jesucristo y su evangelio para perder, sino, para ganar las promesas prometidas a los que creen: la paz y tranquilidad en esta vida y en la otra, Salvación y Vida Eterna.
El creyente debe estar siempre en pie de lucha. San Pablo dice:” ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1ra. Corintios 9:24).
Nadie acepta a Jesucristo y su evangelio para perder, sino, para ganar las promesas prometidas a los que creen: la paz y tranquilidad en esta vida y en la otra, Salvación y Vida Eterna.