“Dar es mejor que recibir”, es lo que entendemos que la Biblia nos enseña, pues llama bienaventurado al que lo hace. Ello permite que se desarrolle en cada uno que da, ese sentimiento de compasión hacia aquel beneficiario. Dar, es una manifestación de los frutos del Espíritu Santo, que es la misericordia. Por nuestro conducto, las bendiciones recibidas por Dios, son compartidas con otros y somos de esa manera, facilitadores de la obra de Dios.
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Hechos: 20:35
Jesucristo nos enseñó a dar.
Muchas veces el Señor en su vida sobre la tierra fue movido a misericordia, a favor de distintas personas. Jesús sintió el deseo y tomó la decisión de ayudar a diez leprosos, a quienes les dio una nueva oportunidad de insertarse en la sociedad de la cual habían sido excluidos. Les dio la sanidad corporal y con ello recibieron lo que más anhelaban, ser sanos. Lo anterior sella el hecho cierto de que Dios trata con el hombre de manera íntegra.
Dios nos ha dado todo y en gratitud de ese amor tan grande que le profesamos por el hecho de haber dado a su hijo unigénito para salvarnos, le ofrecemos toda gloria, honra y honor, inclinándonos cada día ante su presencia con gratitud. El espera nuestras primicias y ofrendas.
3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Lucas 21:3
El ejemplo de la viuda, quien dio todo lo que tenían, nos muestra que no es una parte, sino todo lo que Dios merece, ella no tuvo reservas, dejando el camino expedito para que sea hecha la voluntad de Dios, supliendo para nuestras necesidades en cada momento.
El evangelio de Marcos, nos brinda un panorama ampliado sobre este acontecimiento que Lucas relata.
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. Marcos 12:41-44
Dar es una responsabilidad de todos
Es evidente que Cristo quería que sus discípulos aprendieran de manera práctica esta importante enseñanza. ¿Por que? La respuesta se encuentre en Su ejemplo mismo. Cristo se había dado a sí mismo como ofrenda y por ende, si ellos se convertirían en sus apóstoles, entonces necesitaban aprender a hacer lo mismo.
¿Es este un llamado solo para los apóstoles de Cristo? Como diría Pablo: ¡De ninguna manera! Es parte de nuestro llamado a ser como nuestro Señor. De hecho esta debe ser una característica distintiva de todo aquel que lleva el nombre de Cristo, es decir, cristiano. Pues como el nombre lo indica somos como Cristo.
Todos tenemos algo que dar y cuando falten recursos materiales, aún podemos darle a Dios nuestra alabanza, y aunque esto pareciera algo fácil o sencillo, para muchas personas dar económicamente no es un problema, pero darse a sí mismos para Dios como ofrenda de adoración es todo un reto.
Romanos 12:1 dice: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. ¿Y como lo podemos hacer? . 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Vivimos en un mundo donde pensar en el otro es una debilidad si no estamos en "buenas". El mundo nos manda a estar mejor nosotros primero, antes que ayudar a otra persona, pero en el evangelio esto no es así. La viuda de nuestra lectura es el mejor ejemplo de esto. Ella no tenía nada y lo que tenía lo dió para Dios.
Para muchos de nosotros esto nos puede emocionar y decir wao! si ella pudo, yo también puedo hacerlo. El problema es que cuando nos llega el momento, nos asalta la duda como a Pedro cuando estaba caminando sobre el agua y nos hundimos.
Animados por Dios para dar
Dios nos anima y nos modela a dar y uno de los espacios para hacerlo es a través de la iglesia local. Debemos dar y ofrendar en donde nos congregamos. Ese debe ser el primer lugar. También debemos orar para que Dios nos dirija a cual obra fuera de nuestra iglesia podemos apoyar. Por ejemplo, en Radio Trans Mundial Dominicana tenemos un programa de colaboración llamado la Red de Amigos. A través de esta iniciativa, captamos recursos para los diferentes proyectos y actividades ministeriales tales como: Alcanzando al Sur para Cristo.
La recomendación, cada vez que decidas dar o colaborar, es que ores primero a Dios para que tu motivación sea la correcta y el compromiso sea directamente con El y no con la iglesia, ministerio, institución o hermano(a) en la fe. Debemos recordar que somos mayordomos de lo que Dios nos ha dado y todo le pertenece a El.
Si lo hacemos así, estaremos dando alegremente, no con tristeza o con presión, sino voluntariamente de un corazón agradecido que busca expresar a través del dar, ese amor que siente por Dios y por Su obra.
Escrito por: Pedro Castillo Juan