“El corazón de su marido esta en ella confiado, y no carecerá de ganancias”
Este relato de Proverbios 31, nos dice como una mujer ha contribuido para que su familia se convierta en un dulce hogar, y me encanta como la describe: Lo primero que dice es que su estima sobrepasa a las de las piedras preciosas, le es de bien todos los días de su vida a su marido y él confía en ella. Es una mujer que trabaja y con sacrificio provee a su familia de pan, abrigo… Además se levanta antes que salga el sol ¡y hay alimento en la mesa! Es una mujer con fortaleza, valentía, atenta y fiel administradora de los bienes de su familia.
Su capacidad como previsora la aplica para guardar una pequeña provisión, ama ahorrar y puede bendecir y proveer a cualquiera que toque su puerta. Con el producto de su trabajo, comparte con quien tenga necesidad. Es una mujer que prepara su casa para el mal tiempo y no teme lo que pueda venir. Nos damos cuenta que Dios habita en su corazón, por eso actúa y habla con sabiduría. Otra de sus virtudes es la prudencia. ¿Que más decir de esta mujer? Queda claro que es una mujer que ama y ese amor traspasa las paredes de su hogar. Su esposo, hijos, todo el que la conoce y ha visitado su casa la alaba.
Tal vez dirás, “es la mujer perfecta”, pero no lo es… De esto viene su grandeza, de su imperfección. Sus cualidades pueden ser útiles. Bastara abrir el corazón a Dios, el se hará cargo.
¡Ama a tu familia… y veras las bendiciones de Dios!
Yissell Mella de Ortiz |Encargada Departamento de Producción RTMD