La navidad está vinculada a uno de los eventos más trascendente de la humanidad: ¡el nacimiento de Cristo Jesús; ¡El Salvador del mundo!
Hubo movilidad y regocijo en la tierra alrededor de varias personas que se sumaron a lo que había acontecido, y alabanzas en el cielo con un coro de voces angelicales. ¡Con su nacimiento Cristo Jesús, quien es la vida misma, conecta con el mundo y la esperanza de la vida eterna inicia su trayecto de redención, El salvador del Mundo nació y juntamente con su nacimiento la conexión indescriptible con Dios!
Si el nacimiento de Cristo Jesús se hizo notorio en una combinación magnifica entre el cielo y tierra; ¿Por cuales razones dejar de celebrar y reconocer este hecho portentoso que se traduce en vida y salvación, mirar hacia otro lado y no destacar al ritmo de alabanzas, adoración y acción de gracias a Dios en la navidad?
La Navidad es un tiempo propicio para reflexionar sobre el don de la vida, reconocer quienes hemos sido y hasta donde hemos caminado en esta vida al lado de Cristo Jesús, el Señor y Salvador del Mundo.
¡Celebremos en familia la conmemoración del nacimiento de Cristo Jesús! Cantemos la esperanza, alcemos las voces de júbilo y adoración y acción de gracias, como miembros los unos de los otros. El esposo y la esposa adoren, el padre y las madres adoren, los hijos y las hijas adoren, los abuelos y abuelas adoren…todos a una adoremos a Dios.
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”.
Lucas 2:14, NVI
Escrito por: Bienvenida González