“….deja tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano…”
Mateo 5:24
La madre del joven de 17 años se me acercó al final del servicio dominical para compartir conmigo su frustración por lo “difícil” que era ese muchacho y como “le quitaba la comunión con Dios” De hecho, esa misma mañana tuvo que hablarle mal según sus propias palabras. El corazón de su hijo estaba lastimado, ella estaba enojada, pero pudo venir “adorar” a pesar de todo eso. Solo le hice una pregunta, que ya me había hecho antes a mí misma a partir de una reflexión intima de esta Escritura. ¿Quién recibió su ofrenda? Es decir, usted cantó, oró, y aportó dinero, todo eso para el Señor…pero, ¿quien recibió esa ofrenda?
Si nos detuviéramos a reflexionar profundamente en las palabras de Jesús citadas por Mateo, podríamos ver la estrechísima relación que existe entre la actitud del ofrendante y la recepción de la ofrenda por parte de Dios
Si cuando te presentas ante el Señor y quieres traer alabanzas para él, presentar tus oraciones o simplemente dar de lo que ya el te ha dado, te acuerdas que tu hermano (tu prójimo) tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante del altar, no la entregues, pues existe algo que debe ser primero, poner en orden tus relaciones, antes que esa ofrenda cumpla con el propósito de agradar aquel a quien se la ofreces. Cuántas veces hemos ignorado la voz de Dios diciéndonos: “detente, no traigas esa ofrenda. No te esfuerces en cumplir con el rito, agrádame poniéndote primero en paz con tu hermano, entonces ven”… Acerquémonos a Dios obedeciéndole.
Dulce Pascual.
Ve y regresa, que tú ofrenda espera.
Cuanta sabiduría en el texto. Me encantó. Me habló. Gracias por este regalo.
Exquisita reflexión, Amén. Toca fuerte Me encantó besos mi hija.