El día 23 del mes de agosto del 2010, leí en el periódico EL NACIONAL*, página 47, la siguiente frase, atribuida a André Maurois, cito: “La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta”.
Pensé de inmediato en el libro, como le llamara alguien a LA BIBLIA en una ocasión en que el hombre dijo a su hijo –Búscame el libro. Y ante la indecisión del hijo, el hombre le expresó: “Solo LA BIBLIA merece llamarse El libro”. Ciertamente que LA BIBLIA, no es un libro común, es la Palabra de DIOS, no como dicen algunos, que solo contiene palabra de DIOS.
LA BIBLIA, es el manual de fe y práctica cristiana, porque ella traza y dirige la actuación del hombre o mujer renacidos por la fe en Cristo. Es el protocolo que señala la conducta cristiana.
El “diálogo”, es directamente con DIOS, ya que el ESPIRITU SANTO, la tercera persona de la santísima trinidad, es su verdadero autor, puesto que inspiró a sus 40 autores, que fueron hombres de distintas esferas y posiciones sociales, pero que escucharon la voz del Altísimo y plasmaron el mensaje en sus páginas benditas, por tal motivo toda la Escritura tiene la influencia directa e inequívoca del Espíritu Santo.
El DIOS de Israel, del Israel espiritual, que somos nosotros, espera que respondamos ante el mensaje de ese libro, cuyas palabras no pasarán.
Hoy debemos responder al Creador, cuyo mensaje de paz, esperanza y salvación hemos recibido a través de su Palabra.
Pedro Castillo Juan colaborador RTM, Republica Dominicana
*Periodico de circulación en República Dominicana.