Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Salmo 51:3
Existen en nuestro país “Las Promesas” Son un tipo de voto o compromiso hecho por personas, a veces religiosas, donde prometen algo al Señor o a algún santo o santa de su devoción, generalmente a cambio de un favor o petición.
En un caso sucedido en una comunidad pesquera, unos pescadores se habían perdido en alta mar, se vieron próximos a la muerte, algunos de ellos, relatado por ellos mismos, prometieron entregar sus vidas al Señor si lograban salir con vida de esa situación. Sobrevivieron, pero siguieron sus vidas alejados del señor, como lo hacían antes de esta experiencia.
Me llega a la memoria también aquella inolvidable noche de septiembre de 1998, cuando fuentes desconocidas hicieron correr una alerta de Tsunami que mantuvo a la población dominicana toda una noche en suspenso.
Esa noche muchas personas hicieron promesas al Señor, pero al igual que en el caso de los pescadores, no pasaron de meras promesas. En ambos casos sucedió exactamente lo mismo, hubo un acercamiento al Señor, pero no por la razón correcta, que es la que presenta el salmista “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está delante de mí”. No es conveniente buscar de Dios por conveniencia o miedo, al acercarnos a Dios, debemos reconocer nuestras faltas y entender que esas faltas nos separan de él. Dios no es el 911 para llamarle solo en momentos de emergencia, debemos buscarle con sinceridad en todo tiempo y reconocer nuestras faltas, pedir su perdón, y vivir cada día para él.