El año pasado, vi en la televisión, al intérprete latinoamericano Danny Berrios. Escuche esta canción, “Alaba a Dios”, la cual me guió a reflexionar sobre la importancia de reconocer como Dios acciona en el mundo, de cómo El, ama y bendice todo lo que creo. Usted y yo, su familia, mi familia, su país, mi país somos de Él.
Alabar es un concepto, de varias connotaciones: espiritual, relacional y sociocultural. Una estampa muy conocida a nivel de los gobernantes y figuras de autoridad en el mundo, es el reconocimiento, por los logros obtenidos en sus gestiones. En ocasiones, tales alabanzas constituyen un acuerdo implícito de que deben darse, sean estas merecidas o no. El protocolo es rígido y no se negocian las expresiones públicas de vítores y fanfarrias, estas deberán estar.
¡Cuan saludable y reconfortante es, que las alabanzas y los reconocimientos vayan en la línea de lo simple! Que puedan fluir con una actitud espontánea y creativa. Si se fundamentan en sentimientos verdaderos, que expresen con absoluta sinceridad lo real y verificable, estaremos frente a una experiencia de resultados significativos.
Cuando la familia incluye en sus relaciones reconocer el papel que cada persona realiza, sus inversiones, dedicación y esfuerzo en bien de la misma, va en buen camino. Cuando a nivel personal, familiar, grupal y de comunidades de fe, se toma un tiempo especifico para simplemente reconocer lo que Dios ha hecho, las cosas serán distintas. Alabar es una declaración, es confirmar lo que esta hecho. Esto nutre el alma y la vida diaria. Vale la pena alabar y darse cuenta de todo lo que Dios, y las personas que amamos han hecho.